Después de los treinta años todo cambia, incluso la rutina de skincare.

Las responsabilidades de la edad adulta llegan sin avisar: facturas, deudas, un par de malabares para llegar a fin de mes, y eso a lo que más temías se vuelve realidad, te llaman “Señora”, en la fila del banco o para que le pases el balón a los niños del parque por donde ibas pasando. 

SE-ÑO-RA. Tres sílabas, seis letras y una juventud que ya no volverá.

El espejo y tú

Te miras al espejo y es verdad, hay cosas que han cambiado. Aunque no hay pérdida de tono ni arrugas profundas, a los treinta empiezan a aparecer las primeras líneas de expresión, sobre todo en la frente y en los laterales de los ojos. Sí, las patas de gallo, hacen su entrada triunfal.

Ya no tienes quince, pero la oportunidad de verte radiante -y ahora con experiencia- está justo a un clic de distancia mientras lees este artículo.

Y es que los treinta no están para nada mal, ahora eres más sabia, inteligente y con par de batallas que, ganadas o perdidas, te dan una perspectiva diferente del mundo. Ahora puedes ir más segura, confiada y proyectar una belleza más contundente, solo que nadie te ha dicho cómo hacerlo. 

El método es muy fácil, se trata, como todo en la vida, de encontrar buenos aliados, un poco de paciencia, constancia y dedicación. Los resultados irán llegando.

El skincare sí importa

Ya tienes treinta y sabes que no se puede confiar en cualquiera, y menos cuando de asuntos importantes se trata.

La piel es el órgano más extenso de tu cuerpo, te protege del entorno a la vez que te permite sentir y experimentar todo lo que ahí ocurre. De todos los órganos, la piel es el más versátil: te protege de agentes externos, del calor y el frío, del aire y los elementos, de las bacterias, es impermeable, se repara y lubrica a sí misma, e incluso elimina algunos residuos del cuerpo.

Solo por ponerte un ejemplo, cada mano tiene 17.000 receptores táctiles y 200 terminaciones nerviosas por centímetro cuadrado ¿Te imaginas la cantidad de receptores de todo nuestro cuerpo? La piel de un adulto medio cubre casi dos metros cuadrados, pesa algo más de dos kilos y medio, y muda alrededor de diecinueve kilos de células muertas a lo largo de la vida.

La piel puede picar, doler, sudar, estirarse, encogerse, sonrojarse y algo que quizás no sabías: es fuente de atracción social y sexual. Así que la responsabilidad de cuidarla no puede dejarse en manos de cualquiera.

Usa siempre lo mejor

La primera recomendación es buscar productos respaldados por laboratorios responsables, altamente cualificados y que te brinden materias primas de excelente calidad.

Lo barato sale caro, y a veces es mejor pagar un poco más, cuando sabes que a cambio tendrás excelentes resultados y tu piel no sufrirá consecuencias desagradables. Ya estamos en los treinta y no estamos para sufrir, por el contrario, ahora sabemos que si hay que invertir en algo es en nosotras mismas, en nuestro cuidado y bienestar.

Por eso, la siguiente recomendación es ir al origen de todas las cosas, a la sabiduría de la naturaleza, donde todo tiene un orden y secretos milenarios.

Hay que dejar de buscar afuera y confiar en la esencia de nuestro hábitat, en cada producto, en la diversidad de la flora y fauna de nuestro país, la cual brinda diferentes componentes que son esenciales para transformar de manera natural nuestra piel. De aquí venimos y todo es naturalmente perfecto.

Tu rutina de Skincare

Cuando ya tengas identificada tu marca de confianza, lo siguiente es buscar los productos que te acompañarán en esta nueva etapa.

En los treinta aparecen los primeros signos de envejecimiento como las líneas finas y la pérdida de elasticidad, por eso es aconsejable incorporar productos con retinoides y ácido hialurónico. Sin embargo, esto puede variar de dependiendo de las necesidades específicas de tu tipo de piel, ten en cuenta estas recomendaciones:

• Piel seca: Este tipo de piel necesita productos que contengan ceramidas y liposomas, que ayuden a reparar y nutrir la piel. También son importantes los emolientes como la lanolina y los humectantes como la glicerina, que contribuyan a mantener la humedad en la piel.
• Piel sensible: lo ideal es optar por productos suaves que incorporen componentes antiinflamatorios como la niacinamida, que ayudan a reducir las irritaciones.
• Pieles grasas o mixtas: se recomiendan fórmulas libres de aceite que ayudan a controlar el exceso de brillo y a minimizar la apariencia de los poros.

A partir de los veinte años el porcentaje de colágeno de nuestra piel disminuye un 1% al año, del mismo modo, también se reduce la producción natural de ácido hialurónico y elastina, por esta razón, en términos generales y para todo tipo de piel es recomendable usar productos con antioxidantes como las vitaminas C y E, y el ácido hialurónico, cruciales para combatir los daños diarios y mantener la piel hidratada.

Y por supuesto, no podemos olvidar el uso de protector solar con SPF 50 para proteger la piel de los daños causados por el sol.

Ahora sí, con el panorama claro, el truco para disfrutar de los treinta con todo nuestro esplendor viene dos palabras: Rutina facial o Skincare.

Un hábito que si no lo tenías incorporado, de ahora en adelante, será tu mantra para empezar cada día.  

Rutina de skincare para la mañana:

1. Limpieza facial: Lo primero que debes hacer es limpiar tu rostro con un producto adaptado para tu tipo de piel. Actualmente, existen diversas opciones de texturas como leches limpiadoras, geles o espumas. Nosotros recomendamos la espuma facial orgánica de Selvazia, una Espuma limpiadora suave para la piel, ideal para la limpieza facial de manos y cuerpo en general. Elaborado a partir de ingredientes de origen 100% naturales, con propiedades emolientes y antioxidantes. Desde el primer uso, ofrece una adecuada limpieza, dejando una sensación de piel fresca, suave y totalmente revitalizada, con el tono característico de una piel saludable.

2. Después viene la exfoliación. Con este procedimiento retirarás las células muertas de la superficie de la piel. Ten cuenta que dependiendo del tipo de exfoliante, quizás solo tengas que hacerlo una vez a la semana y no diariamente.

3. Tras esta limpieza exhaustiva, debemos reequilibrar el pH de la piel utilizando un tónico facial, lo que te dará una sensación de confort muy agradable. Los tónicos son productos muy líquidos que cierran los poros y preparan la piel para lo que viene después.

4. Posteriormente, deberás aplicar un sérum que contenga antioxidantes como la vitamina C, pero debe ser estabilizada para que realmente funcione, para ayudar a contrarrestar la formación de radicales libres o bien con ácido hialurónico. Esto dará un extra de hidratación y luminosidad a nuestra piel. Te recomendamos que le eches una mirada al Booster Vitamina C estabilizada de Selvazia,  un potencializador de las propiedades de la vitamina C, que le ofrece a la piel un aspecto más fresco, luminoso, joven y revitalizado. Dada su composición en activos y extractos naturales, actúa de manera rápida en la piel, hidratándola, tonificándola, estimulando la producción de colágeno y protegiéndola de agentes externos.

5. Y para terminar con tu rutina de skincare, viene la crema hidratante que más se adapte a tus necesidades. Si tienes piel mixta o sensible te recomendamos la loción facial hidratante de Selvazia, una emulsión ligera formulada con ácido hialurónico y factor de hidratación natural, que se absorbe rápidamente para mantener tu piel hidratada 24 horas. Y por supuesto, no olvides aplicar un protector solar, en lo posible con un factor de protección de 50, para evitar la aparición de manchas en la piel. 

A partir de ahora este será tu ritual secreto para iniciar cada mañana. Si tienes paciencia y te armas de buenos productos, verás como al cabo de un tiempo, la palabra “señora” no será más que un eco que llegue a ti, y descubrirás que los treinta son la mejor etapa de la vida, con una juventud renovada y llena de experiencia para vivir libre y plena. 

Recuerda que puedes ver consejos en nuestro Instagram: https://www.instagram.com/selvazia/

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