Podemos decir lo que queramos sobre la limpieza facial, mentir sobre casi cualquier cosa. Subir fotos retocadas en Instagram o la foto con mil filtros en Tinder, en la guerra todo vale.
Clics van y conversaciones vienen, todo se controla a través de una pantalla hasta que llega el momento del encuentro, y aunque las primeras veces sean batallas ganadas, no hay nada que se resista al paseo de piscina, río o playa, o al momento despertar sin maquillaje, ahí no hay nada que hacer: la piel nos delata. Habla por megáfono de las noches de rumba, del exceso de drinks, de los trasnochos viendo Netflix y de todas las veces que nos acostamos sin regalarle al menos un poco de agua o una toallita desmaquillante.
Ella suma y cuenta. ¿Tienes 20, pues toma, pareces de 30? “te dijo que tenía 30 ¡mentira!, hace rato que pasamos por ahí y ya vamos pa’l cuarto piso”. La piel todo lo cuenta.
Es el órgano más extenso del cuerpo humano con casi 2 metros cuadrados. Se compone de dos capas: la epidermis y la dermis. Debajo de estas dos capas se encuentra un estrato subcutáneo llamado hipodermis.
En la parte más interna de la piel se forman las células que se van acercando progresivamente hacia las capas externas, perdiendo su núcleo y cargándose de queratina. De esta forma pueden conformar una capa de protección para el cuerpo, que permite que cuando la piel se haya dañado por algún factor, pueda tener la capacidad de autorregenerarse. Así, las células viajan desde la hipodermis, desprenden su núcleo y llegan hasta la capa externa de la dermis, donde ocupan el lugar de las células viejas (que son desprendidas de la piel) y dan lugar a las células nuevas.
En este proceso de renovación y regeneración celular surgen muchas dudas y sobre todo falsas creencias alrededor de cómo optimizarlo o hacerlo más eficiente. Muchas personas se dejan llevar por lo que escuchan, sin confirmar las fuentes o el sustento científico de aquello que ha ido cogiendo fuerza de boca en boca. A continuación, exploraremos varios mitos asociados a la limpieza facial:
Las personas con pieles grasas deben lavar su cara con mayor frecuencia:
Hay una gran cantidad de mitos que flotan alrededor del tema de la limpieza facial. Para empezar hay quienes piensan que las personas con piel grasa deben lavarse la cara un mayor número de veces para combatir los aceites excesivos; sin embargo, lavarse la cara constantemente empeora la oleosidad.
Esto se debe a que cuando los aceites naturales se eliminan con demasiada frecuencia, la piel siente la necesidad de compensar produciendo aún más aceite, lo que puede provocar brotes de acné y más piel grasa.
En estos casos, más que acabar con la grasa, se recomienda mantener una piel equilibrada con un limpiador suave que pueda destapar los poros y reducir la producción de sebo. Con lavarse la cara dos veces al día es suficiente. También hay que hidratar la piel con un gel adecuado, ya que la piel deshidratada puede producir aún más grasa.
¿Debo exfoliar mi rostro todos los días?
La exfoliación también es importante para eliminar las células muertas de la piel, pero hacerlo todos los días puede ser perjudicial. La sobre-exfoliación puede causar irritación y daño en la barrera cutánea.
Exfolia tu piel de una a tres veces por semana, dependiendo de tu tipo de piel y el producto que uses.
Entre más caliente, mejor.
¡Cuidado! Aunque uno de los mayores placeres sea estar en un spa de agua caliente o en aguas termales mientras sentimos cómo todos nuestros músculos se aflojan y el estrés se va de vacaciones, lo cierto es que esto para la piel no es que sea un paraíso.
A pesar de que algunos expertos indican que el agua caliente sirve para abrir y limpiar los poros obstruidos; el agua caliente elimina los aceites naturales de la piel, dejándola seca y vulnerable al daño.
Además, las altas temperaturas pueden dañar el tejido y debilitar la elasticidad, provocando arrugas y acelerando el envejecimiento.
Frotar con fuerza hasta eliminar bien los restos.
No, tu piel no es un raspe y gane, y por más que la frotes de ahí no va a salir ningún premio y tampoco lograrás que se vea tan brillante como tú quieres.
Debes tener especial cuidado con la zona de los ojos, pues la piel de los párpados es la más fina y sensible del cuerpo, si no la tratas con delicadeza no tardarán en aparecer las líneas de expresión y las temidas patas de gallo. Los expertos aconsejan realizar la limpieza facial de forma delicada, acariciando el rostro, sin frotar con una toalla limpia.
Para eliminar mejor las impurezas basta con realizar movimientos específicos con nuestro limpiador facial. Tanto en la mañana como en la noche debes aplicarlo en el rostro con movimientos circulares hasta extenderlo por toda la cara y luego lavar con abundante agua templada. Una vez lavada, podemos realizar una última pasada con agua fría para ayudar a cerrar los poros.
¿Y qué tal las toallitas desmaquillantes?
Para salir del paso está muy bien, es una opción rápida y fácil de incorporar en la rutina de higiene diaria Gracias a los suaves tensioactivos que contienen, a los principios activos hidratantes y a los excipientes grasos incluidos en su formulación, permiten la eliminación del exceso de grasa, impurezas y restos de maquillaje, sin alterar la película hidro-lipídica cutánea; sin embargo, pueden contener alcohol y resecar la piel, por eso si de elegir se trata, un limpiador facial convencional te permitirá realizar una higiene más completa y equilibrada.
Hablemos del maquillaje: “Hay que dejar respirar la piel”
Existe una idea muy común acerca de la necesidad de “dejar respirar la piel”, limitar el uso del maquillaje y dejar de usarlo por algún tiempo para “dejar descansar la piel”.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Una buena base de maquillaje no obstruye ni perjudica la piel, todo lo contrario, ya que actúa como una capa más de protección frente a agresiones externas, especialmente en ciudades contaminadas o en zonas con una alta radiación.
Por eso, en realidad, lo más importante es saber elegir el maquillaje más adecuado de acuerdo a tus necesidades y tipo de piel
“Si no me maquillo, no necesito limpiar mi rostro en las noches”
Luego está el otro team.
Si hay quienes se preocupan por maquillarse demasiado, también hay quienes creen que por no usarlo, no es necesario realizar una limpieza facial y que pueden irse a la cama tal y como se levantaron. Pues no, aquello del estilo natural, muy bonito y ecológico, pero mejor si se complementa con hábitos de higiene saludables.
Más allá del maquillaje, nuestro cuerpo recoge durante el día partículas de polvo, polución, contaminación, tabaco, y múltiples formas de radiación. Si nosotros no retiramos todas estas partículas antes de ir a dormir, los poros de nuestro rostro no podrán respirar, y estaremos contribuyendo a asfixiar nuestra belleza y vitalidad.
En la mañana y en la noche. No se trata de desbordarnos en exceso, tan solo es el cuidado básico para que nuestro organismo pueda hacer correctamente su trabajo.
La limpieza facial es la parte más importante de cualquier rutina de belleza. No más filtros en Tinder o Instagram, en nuestras manos está la posibilidad de cuidar nuestra apariencia y vitalidad. Clic aquí y a conquistar con la belleza natural.